miércoles, 18 de octubre de 2017

Educando














'Para los críticos, esta visión del niño curioso y bondadoso por naturaleza peca de ingenua, pero los defensores de la 'Escuela Nueva' o 'Escuela Progresista' (Claparède, Dewey, Ferrièrre, Freinet, Montessori, Bovet...) hicieron de ella su bandera. La educación tradicional adultocéntrica, al convertir la adquisición de conocimientos en un proceso obligatorio del que luego haya que dar cuentas en un examen, seria la culpable de que los niños pierdan tanto la creatividad como el interés por aprender. Autores posteriores, como Freire, Holt o Illich, añadirían más leña al fuego, al denunciar cómo la educación convencional, además de seguir una pedagogía ineficaz, tiene como objetivo mantener las desigualdades sociales. La escuela tradicional no sería un espacio donde cuestionarse si el mundo podría ser de otra manera, sino el lugar en el que se transmite una cosmovisión destinada a perpetuar el status quo. Los alumnos más dóciles tendrán más fácil encontrar un puesto en la sociedad, mientras que el resto quedará marginado.' 

                                                                                              Almudena García







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